Supermercados e hipermercados advierten que las subas de precios que proponen los proveedores no podrán ser absorbidos por los consumidores.
Hace tres días y luego del salto del tipo de cambio oficial a $800 que anunció el ministro de Economía, Luis Caputo, las grandes empresas, apuraron el ritmo de ajuste en las listas de precios argumentando atrasos por los acuerdos de precios que establecía el gobierno anterior, tal es así que la nuevas listas de precios ya muestran subas exorbitantes.
Según informó Ámbito Financiero un proveedor informó que el miércoles vendió aceite 112% más caro que el martes. Harina, casi 30% más. “Es que ya no funcionan más los acuerdos de precios, no hay ningún tipo de regulación. Subirán hasta que baje la demanda”, se sincera un referente del sector lácteo.
En ese contexto los supermercados, con mayor resistencia que la que puede tener un almacén o pequeño comercio, enviaron una alerta a los proveedores: “Recibimos listas con dispersiones marcadas en cuanto a los precios, igualando o superando el 100% de aumento y sin bajar del 25%”, aseguran desde el sector. Si bien las política desreguladora invariablemente conlleva actualizaciones, tanto la finalización del programa Precios Justos y como la de los fideicomisos (público y privado) que regulaban el precio del aceite, harina y panificados, no alcanzan para justificar la remarcación diaria en bienes esenciales.
En ese sentido, los supermercados aseguran que las subas que la industria “pretende imponer” ya no pueden ser absorbidos “por la mayoría de los consumidores” pese a que se realicen “máximos esfuerzos” para sostener “precios razonables”.